El papel del productor
3:57 | Author: El Pardao
A propósito del post sobre Rick Rubin que hice semanas atrás, he decidido comenzar a sacar a la luz el (muchas veces) desconocido trabajo de una figura imprescindible en la música: el productor. La labor del productor musical es determinante para el producto final y no son pocos los casos de trabajos de producción nefastos que han estropeado no ya grandes discos, sino a grandes bandas.

La labor del productor no se limita a una cuestión técnica; para eso está el ingeniero de sonido (pueden ser la misma persona pero no es imprescindible). El ingeniero se encarga de que todo suene bien, ajustando los equipos de grabación en función de las directrices de los músicos o del productor. El productor, sin embargo, tiene que tener una visión más global del disco, coordinando todo el proceso de creación del mismo (desde la selección y arreglos de las canciones hasta el sonido en sí). Siendo un poco "místicos", podríamos decir que el ingeniero de sonido se encarga del cuerpo y el productor del alma.

Normalmente, los productores más importantes han sido (son) músicos, que controlan además la parte "técnica" de la grabación y que suelen tener un objetivo claro a la hora de abordar la grabación del disco de un artista o grupo: conferir tal o cual sonido o atmósfera. Un buen trabajo de producción suele proporcionar un sello, un sonido determinado, que debe potenciar un espíritu concreto en la música del artista. Dicho en plata, un buen productor debe ser capaz de potenciar el sonido de un grupo o artista concreto, darle una identidad sonora que le haga particular sin desvirtuar su estilo, ya sea mediante la selección de canciones, el sonido de las mismas, los arreglos o todo ello a la vez.

Para muestra, dos botones. Sin volver a hablar de Rubin, citaré dos reconocidos productores (iré dedicando post a varios de ellos, pero sirvan estos de ejemplo) que hacen exactamente lo que digo y lo contrario.

George Martin (Sir George Martin, de hecho), uno de los productores más famosos de la historia de la música moderna es un ejemplo de Productor, con mayúsculas. El músico y orquestador británico que supo sacar lo mejor de The Beatles, responsable (sólo con este trabajo ya merece figurar en letras de oro en la Historia de la Música) del prodigio sonoro de "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" (1967), trabajo en el que utilizó por primera vez ocho canales de grabación y elevó la estereofonía al altar de la música pop-rock. Arreglos como los de "Getting better", efectos como los de "Lucy in the sky with diamonds" o el prodigio técnico de "A day in the life" sirven como muestra de lo que era capaz de hacer Martin con las composiciones de Lennon y McCartney: plasmar en sonido sus ideas, realzar las composiciones, crear un "ambiente sonoro" evocador y pluscuamperfecto... Un productor de 10.

Alejo Estivel, que fuera (y es) miembro de Tequila, músico, compositor y productor, comenzó su carrera en esto de la producción haciendo jingles publicitarios junto al inefable Nacho Cano. Esa querencia de buscar la comercialidad en un sonido musical la ha transportado a sus trabajos como productor discográfico, con irregulares resultados. Nada tiene uno que oponer a su trabajo con Sabina en "19 días y 500 noches" (1989), por ejemplo, pero sí podría ponerle muchas pegas a la labor desarrollada con El Canto del Loco ("El Canto del Loco", 2000), sobre todo después de haberles visto en directo o, sobre todo, con MClan ("Usar y tirar", 1999; "Sopa fría", 2004). En el primer caso, su producción ejerce de apisonadora musical, aplastando el sonido de una banda filo-rockista hasta convertir su sonido en un remedo de los Hombres-G más comercialoides. La batería es prácticamente inexistente (¡qué decir del bajo!), las guitarras suenan casi en sordina, todo en beneficio de la voz de Dani Martín y los arreglos de las canciones resultan planos, sin los destellos que se aprecian en las versiones en directo: todo sacrificado en pos de un rendimiento comercial que obliga a que las canciones sean "digeribles" por un público masivo (café para todos). En el segundo caso, y aquí hablo desde el corazoncito herido de un rockero, Estivel mató a MClan. Después del gran trabajo de los murcianos en "Un buen momento" (1995) y "Coliseum" (1997), donde la impronta de productores norteamericanos prometía una suerte de Black Crowes a la hispana (Richard Chycki, en "Coliseum", hizo un trabajo impresionante), llegó Estivel y con "Usar y tirar" proporcionó a MClan su mayor triunfo comercial hasta la fecha. No es que uno quiera que los grupos que le gustan sean outsiders y no vendan 100.000 copias, no... pero sí que creo que Tarque y compañía se equivocaron al recurrir a Estivel para alcanzar al gran público. Lo alcanzaron, qué duda cabe, pero su sonido pasó a ser un "producto Estivel" más, calcado del sonido de unos Tequila entonces desaparecidos e, incluso, de los citados El Canto del Loco; nada que ver, lamentablemente, con el potente rock sureño y stoner que apuntaban en sus primeros dos discos. Nada contento con los derroteros que llevaba el grupo (de gran promesa del rock a grupo consagrado de pop), el guitarrista Santi Campillo dejó MClan. En la actualidad, el último album del grupo (que aún no he oído en profundidad) está producido por Carlos Raya, su guitarrista actual (ex-Sangre Azul). Es de esperar que Raya, un músico elegante, de gran oído y gran técnica, sea capaz de sacar lo mejor de la banda murciana, como ya ha hecho con Fito, por ejemplo.